Noche de sábado: Lo bueno, lo malo y lo feo

Esta entrada está un poco revuelta porque pasaron muchas cosas y todas merecían ser mencionadas.

El plan de esta noche era simple: ir al teatro con mis padres.

La primera parte del asunto fue fácil. Salimos de casa relativamente temprano, pero como es sábado de quincena y estaba lloviendo, obviamente encontramos algo de tranque. En verdad no fue tan terrible.

El teatro no es muy grande, los teatros en Panamá nunca son muy grandes, pero así me gusta. Luego del intercambio consabido de boletos por dinero, entramos a la sala.

La obra en cuestión se titula Instantáneo. La trama es más o menos la siguiente:  3 personas se encuentran repentinamente en una sala donde hay una cámara y 4 cajas de madera. Obviamente, cada uno se pregunta por qué y dónde están. En ese momento llega otro personaje vestido de domador de circo, que les explica que deben escoger un recuerdo de su vida para revivirlo eternamente y que olvidarán el resto. ¿Cuál es el momento más importante de una vida? ¿Cómo escogerlo teniendo un tiempo limitado para decidir? ¿Cuál escogerías tú, querido lector?

Debo decir que hacía como mil años que no iba al teatro y quedé con unas ganas inmensas de actuar aunque sea una vez más en mi vida. Eso de ser otra persona por 2 horas no tiene precio. Los chicos hicieron un trabajo maravilloso. Eso fue lo bueno.

La segunda parte del plan era ir a comer, porque a las 8 p.m. cualquiera tiene hambre. Aquí viene lo malo.

Mi papá decidió ir a comer a Romanaccio… sí, ese que está por Obarrio. Pues llegamos, nos sentamos, nos trajeron el menú y los vasos de agua, no nos dieron las buenas noches. Deliberamos y el mesero se acercó a tomar la orden. Y digo yo:» nos trae una pizza de peperoni y una lasagna de carne y…» Y en ese momento el mesero se da la vuelta, me da la espalda y empieza a hablar con un señor en otra mesa; así, como si yo fuera una mosca en la mesa. Obviamente yo estaba indignada, enojada e insultada. Así que tomé mi cartera y saqué a mi familia de ese lugar.

Nos fuimos a comer a otro lugar, nos atendieron de maravilla y salimos llenitos y contentos.

Acá viene lo feo. Llegamos a casa y había una patrulla de policía justo en la entrada , con las luces encendidas y 5 oficiales en el taller que está cruzando la calle.

Como la patrulla estaba en la entrada tuvimos que pedir que la movieran para poder entrar.

Aparentemente alguien tenía un arma sin licencia en el mentado taller. Y recordé todas las veces que los he insultado por tener la música a todo volumen por las noches. Creo que no los insultaré más, no quiero ser una bloguera muerta.

 

 

Un comentario en “Noche de sábado: Lo bueno, lo malo y lo feo

Deja un comentario